top of page

"El maravilloso arte de Victoria Espinosa": Una entrevista a Jacqueline Duprey



Hoy celebramos el Centenario del natalicio de la eterna Maestra Victoria Espinosa. Directora, dramaturga, actriz, profesora, gestora cultural; rostro inmortal del teatro puertorriqueño, una vida consagrada a las tablas, a la investigación y a la educación, un faro indiscutible de excelencia y defensa férrea de nuestra cultura.


Nació el 26 de marzo de 1922 y creció en el seno de una familia obrera en la comunidad Tras Talleres en Santurce. Desde chiquita, le fascinó el baile y la declamación, y en la escuela superior, escribía mucho -poesía y ensayos-. Estudió en el Departamento de Drama de la UPR. Formó parte del Teatro Rodante Universitario, y con el Carromato, “iba por el campo y los sitios pobres a llevar teatro a los campesinos”. Completó su doctorado en teatro con Mención Honorífica de la Universidad Nacional Autónoma de México. . Fue profesora insigne de la UPR. Maestra de múltiples generaciones. Dirigió la Comedieta Universitaria. Fundó el Taller de Teatro Theatrón de Puerto Rico, en donde se formaron artistas del teatro y la televisión. En su trayectoria como directora teatral, lideró cientos de proyectos. . Dirigió el estreno mundial de “Los soles truncos” de René Marqués (1958) y de “El público” de Federico García Lorca (1978). “Yo la hago, la estreno y qué. Era un reto que siempre yo hacía. A mí no me podían parar”.


Hoy le rendimos homenaje a esta Maestra de Maestras con esta entrevista que le hicimos desde Teatro Público a Jacqueline Duprey -actriz, directora y profesora puertorriqueña- quien sostuvo un cercano vínculo con Victoria Espinosa de mentora-discípula, de colegas en la dirección y la docencia, y de amigas. Esta noche, Duprey sube precisamente al escenario del Teatro Victoria Espinosa como parte de la nueva generación de "Quíntuples".


"Me emociona, profundamente, que justo hoy, en la celebración de sus 100 años de vida (porque ella está viva), yo subo a escena en su Teatro: en su Templo. Esto me conmueve. Mucho. La función de hoy va dedicada a mi amada Victoria Espinosa. Sí; le dedicaré la función esta noche, no sin antes pedirle la Bendición que, sin duda, me dará".

Disfruta este recuento de la obra de Victoria Espinosa, desde la mirada de una de sus más destacadas discípulas.


¿Cómo inició tu relación con Victoria Espinosa?

Mi relación con Victoria Espinosa comenzó cuando yo decidí hacer maestría en Estados Unidos. Me le acerqué y le pedí que me preparara para la maestría y ella me pregunto que por qué ella, y yo le dije que yo no pensaba que otra persona estaba más capacitada para prepararme en mis monólogos de maestría. Ella me acogió e hicimos una amistad. Ese es un proceso es largo, estuvimos meses trabajando, y ella me preparó con Lorca, con Shakespeare, me consiguió una profesora de inglés, Frances Bothwell, que me ayudara con el inglés, porque yo no tenía el inglés, mi formación fue en la escuela pública.


¿Cómo se fue desarrollando ese vínculo de mentora-discípula?

Durante esos meses de trabajo iba a su casa, iba a su apartamento, y la mentoría que Victoria me dio fue en actuación -en Lorca- y en la vida. Hablábamos mucho del arte de la vida, de las relaciones humanas, de cómo ella veía el país, de política. Fue una relación muy personal. La extraño. A mí me fue muy bien en todas mis audiciones, y cuando me aceptaron en la Escuela de Drama de Yale, yo creo que ella lo celebró más que yo. Victoria celebró esa entrada como si fuera de ella. Y luego, estando en la Escuela de Drama sostuvimos un epistolario, ella me escribía yo le escribía y siempre estaba muy pendiente de mí. De cómo me iba, de qué proyecto estaba haciendo, yo venía a Puerto Rico y nos veíamos, almorzábamos, hablábamos. Con el tiempo nos fuimos viendo menos, porque es normal que eso ocurra.


A la izquierda: Victoria Espinosa en ensayo. A la derecha: Jacqueline Duprey en su graduación de Yale.

¿Qué representa Victoria Espinosa para ti?

Victoria para mí ha sido de los seres humanos que ha sido consecuente. Victoria Espinosa conocía el maravilloso arte de ser consecuente. Ella siempre era igual con uno. Ella era igual de estupenda, de noble, de acogedora, de tierna, de empática. Siempre fue consecuente en compartir, sin quedarse con nada, su conocimiento extraordinario sobre el teatro, sobre el arte, sobre su pensamiento político y sobre la actuación. De los seres humanos que más extraño en la vida. Fue un regalo.


"Fue uno de esos seres de luz, porque fíjate que Victoria era una persona brillante, blindada intelectualmente, con una mirada aguda y una gran capacidad de análisis y rigor intelectual, y a su vez logró siempre mantener la ternura y la nobleza de espíritu, que eso es bien raro, y a veces imposible de lograr".

Y era muy fuerte, eso no quiere decir que ella era débil, ella tenía una muy sólida espina dorsal. No era una esponja mojada para nada. Era una mujer con mucho carácter y mucha fuerza, y a la vez con una gran ternura y una gran nobleza de alma y espíritu. Eso es Victoria y eso es lo que representa Victoria yo estoy casi segura que no solo para mí, sino para todos los seres humanos que esa mujer tocó, porque ella tocaba seres humanos.


¿Tienes alguna frase favorita que recuerdes de Victoria?

En las cartas que yo sostuve con Victoria, en el epistolario que compartimos durante mis años en Yale, ella siempre cerraba todas las cartas diciéndome “pa’lante es pa’llá”. Esa era una expresión de ella, y yo me la repito a menudo, de vez en cuando, cuando me siento en momentos difíciles, despierto ese mantra y digo “pa’lante es pa’llá”. Y ella siempre cerraba sus cartas diciéndome “que Dios te bendiga”. Para mí eso era un abrazo en los inviernos de New Haven. Era como una sábana que me arropaba y me daba calor. La verdad es que jamás voy a olvidar ese Dios te bendiga constante.


¿Nos podrías compartir alguna memoria sensorial de Victoria Espinosa?

Son dos. Su caricia: Victoria te tocaba y era imposible no recordar la ternura de la mano de Victoria. Ella te acariciaba el brazo, la mano, el hombro, y era pura ternura. Jamás voy a olvidar esa caricia de Victoria. Y la mirada: Victoria se te paraba de frente y te miraba directo a los ojos, y te acogía y te empapaba con su mirada. Su mirada y su caricia jamás las voy a olvidar. Jamás.


La directora Jacqueline Duprey en ensayo de "Las brujas de Salem", 2014. (Foto: Ámbar Sophia)

Volviendo a tu trayectoria, Jacqueline, te desempeñas desde hace más de una década como profesora universitaria, como lo hiciera Victoria Espinosa. ¿Cómo prosiguió ese vínculo una vez regresas a Puerto Rico?

Cuando yo regreso a Puerto Rico para trabajar en la Universidad de Puerto Rico, ella fue un apoyo inmenso en una entrada que fue muy violenta para mí. Tengo recuerdos demasiados valiosos y de conversaciones con ella sobre esa entrada mía a trabajar como profesora en la Universidad de Puerto Rico. Me dijo muchas y profundas y grandes cosas que me sirvieron de un gran aliciente. Fue una relación de mentora en actuación y luego cuando dirigí "El Balcón" por primera vez, ella lo vio, y tengo el recuerdo de ella decirme “colega”, y fue como si ella me echara una bendición al decirme colega.


En ese desarrollo como directora, ¿has integrado alguna de las enseñanzas de los procesos de Victoria Espinosa?

Cuando yo dirigí El Balcón de Jean Genet, Victoria vino donde mí y básicamente me echó la bendición como directora. Luego yo almorcé con ella para que me diera “feedback” y me dijo que nunca me olvidara, que llevara siempre muy presente, que yo mandaba (risas). Así lo dijo: “Tú mandas, la directora manda, no dejes que se te monten, se te van a querer montar. Todo el mundo va a querer dirigir, todos, todos los actores van a querer dirigir, los que vienen a ver el ensayo van a querer dirigir tu obra, los diseñadores van a querer dirigir tu obra. Es tu concepto. Aprópiate de ese concepto y sé fiel a tu concepto, le guste a quien le guste”. Y yo he seguido ese concepto de Victoria, lo he seguido. Y me dijo también que era importante ser fuerte en términos de disciplina me refiero, en términos de la disciplina con el actor, de los ensayos, de las ausencias, todos este tipo de cosas, por cómo se trabaja en Puerto Rico, por la laxitud con que se trabaja en Puerto Rico. Pero básicamente lo que más recuerdo es su orden de que yo mandaba, de que no le hiciera caso absolutamente a nada ni a nadie, que asumiera mi concepto, que tuviese un concepto claro. Siempre me lo decía: “Ten tu concepto claro, ten tu lectura clara de lo que tú quieres decir”, y esa es la mejor enseñanza como directora.


Victoria Espinosa frente al lente de Ricardo Alcaraz.

Estamos en plena celebración del Centenario de la Maestra de Maestras, Victoria Espinosa. ¿Por qué resulta crucial mantener su recuerdo vivo y asegurarse de que todas las generaciones conozcan su trabajo?

Recordar a Victoria Espinosa es importantísimo porque Victoria Espinosa fue una investigadora y una maestra, profesora, de un rigor y de una búsqueda incansable. Victoria Espinosa no paró de investigar el teatro, el arte de la actuación, el arte de la dirección, no paró en su pasión de formar generaciones y generaciones y generaciones de puertorriqueñas y puertorriqueños, en el teatro, en la actuación, en la dirección. Victoria Espinosa a sus ya 90 y pico de años, iba a la Universidad de Puerto Rico y se metía allí arribita en el Seminario Multidisciplinario, a archivar, a organizar información, a organizar conocimiento para las futuras generaciones. Victoria Espinosa tiene, debe y va a ser recordara para la eternidad en nuestro gremio y en nuestro país como una mujer que no paró de aportar conocimiento, no paró nunca. Ella decía que los actores no se enfermaban, se morían. Pues ella paró cuando murió. Y lo último fue ese libro de Lorca. Así que es imperativo recordar porque dio demasiado, porque hizo demasiado, porque informó, porque caviló, porque investigó, porque regaló su talento, su mirada aguda, su palabra, su pasión, su ternura, su todo. Porque Victoria Espinosa, como dicen en inglés, “was bigger than life”. Y cualquier persona que ha sido “bigger than life” no es olvidado y no debe ser olvidado.


"Yo celebro este centenario, celebro a Victoria y celebro que la vida me regaló la oportunidad de tenerla en mi vida. Con eso yo me voy de este plano terrenal. Esa es una de las experiencias que me llevo como terriblemente valiosas en mi vida".
 

Teatro Público festeja a la Maestra de Maestras, como parte del Festival de Teatro de la Mujer, dedicado al Centenario de la Victoria Espinosa. Nuestra pieza, Blanco temblor, escrita y dirigida por Carola García, tendrá su estreno mundial del 1 al 3 de abril de 2022, en funciones de viernes y sábado a las 8:30 p.m. y domingo a las 5:00 p.m. en el Teatro Braulio Castillo de Bayamón. Los boletos están a la venta en www.prticket.com. ¡Que siga la celebración del legado y la huella imborrable, siempre viva, que ha dejado la gran Vicky en nuestro gremio y nuestro país!



bottom of page