Supongamos lo siguiente: desde hace un tiempo, llevas soñando con montar tu primera obra de teatro. Finalmente surge esta oportunidad. Lees el texto una, dos, tres, cuatro, 10 veces y más. Piensas y piensas en tu obra día, tarde y noche. Cierras los ojos y puedes soñar con la obra que vas a terminar presentando y las sensaciones que provocarás. Y luego de sacrificar más de 40 ensayos desastrosos, tu debut termina provocándote vergüenza, frustración, y hasta náuseas.
Historias como esta se repiten todos los días en la vida de miles de directores y directoras principiantes. Quisiéramos evitar experiencias como estas, así que nos sentamos con Heriberto Feliciano para preguntarle: ¿Qué errores tienden por cometer los directorxs principiantes?
Heriberto Feliciano Rodríguez es director, actor y profesor del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico. Posee un bachillerato en actuación de la UPR Río Piedras y una maestría en dirección y actuación de la Universidad de La Merced y ESAS (Murcia, España). Es cofundador de Teatro en la Azotea y director artístico de la compañía de teatro independiente La bicicleta, a la cual ha dirigido en múltiples procesos de creación colectiva y de Dramaturgia actoral.
Estos son los errores más comunes que ha podido percibir en principiantes de la dirección:
1. Montar una obra grande o de larga duración
Lo digo porque me pasó también.
Propongo hacerlo poco a poco para ir creciendo en la toma de decisiones y desarrollando paciencia. Ya luego se podrán elaborar proyecto de gran envergadura.
2. Querer controlarlo todo
Tenemos una concepción de que “todo va a salir según lo planificado” y queremos ejecutar esa visión, pero hay que aprender a delegar. Las directoras y directores principiantes se darán cuenta de que eso no es así. No podemos controlarlo todo.
Claro que lo quieren controlar todo porque quieren que la obra salga bien. Quieren hacer el bloqueo, diseñar las luces, actuar, la promoción, el arte… todo. Pero, conviene detenerse un momento respirar, organizar el equipo y distribuir las tareas. De esta manera, podemos hacer que el proceso se lleve a cabo en un ambiente más saludable.
3. Dirigir sin antes haber pasado por todas las áreas que comprenden una producción teatral
Antes de dirigir, recomiendo que se trabaje en todas las áreas que componen un proyecto teatral. Se debería trabajar en tramoya, llevar la ropa al vestuario, limpiar el teatro, regir, asistir, actuar, diseñar, etc. Si se tiene o se da la oportunidad de pasar por esas posiciones (todas las áreas que comprenden una producción teatral), a la hora de dirigir se prestará atención a la comunicación, solidaridad y empatía en el momento de compartir ideas en el proceso de ensayos, y se generará una buena atmósfera de trabajo, pues se entiende que cada área tiene una aportación valiosa para que la producción salga a flote.
4. No construir la atmósfera de trabajo
Esto determina el camino que tendrá el proyecto. Por ejemplo, que el primer día, lo que hagas sea repartir el libreto, que se lea y que sea muy frío el proceso. Ahí lo que hay es una transacción.
Eso es muy distinto a que enamores a la gente, que va a estar contigo en el proyecto. Pregúntese: ¿cómo hago a la gente ver que lo que estamos haciendo vale la pena?
Pues para qué hacemos teatro si no estamos creando una comunidad teatral. Si no, estamos creando teatro de “fast food”.
5. Saber que esa pieza que estás haciendo no es la primera ni la última.
A veces se tiene la presión de hacer todo perfecto. Eso provoca que se termine forzando el proceso y se llene de tensiones.
Debes entender que somos seres humanos imperfectos, y el arte que hacemos también será imperfecto. La realidad es que el camino es largo, apenas se está empezando, y ahora no es el momento de hacer mi obra maestra – además que no sé porque la gente quisiera hacer una obra maestra en el teatro, que es tan efímero.
Mejor es hacer un teatro honesto, buscar hacer un buen trabajo y que el proceso sea el más saludable posible. Al final… se trata de crear una comunidad teatral.
Tampoco hagas obras para agradar al público. No, no… se hace teatro porque hay unas necesidades de vida, porque el cuerpo reclama un espacio para expresarnos: ya sea para denunciar algo, o plasmar algo que te incomoda, o para que la gente tome una postura… Son diversas, y esas necesidades van más allá de lo que le gusta al público.
Si estás leyendo este blog y eres principiante en la dirección, ya tienes una información que te puede ayudar a evitar un desastre y, con esperanza y trabajo, producir un trabajo honesto, por el que puedas sentir satisfacción y que te haga crecer en tu proceso como artista.
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