top of page

¿Cómo atrapar la atención del espectador? | Pedro Rodiz


No hay nada que le aterre más a un dramaturgo que aburrir al público. Podremos tener los mejores actores, las mejores intenciones y las mejores ideas, pero si no tenemos la atención del público, no provocamos nada.


Porque creemos que la atención del público es una prioridad, le preguntamos a Pedro Rodiz cómo él hace para atrapar y mantener la atención del espectador.


Pedro Rodiz ha escrito más de 20 obras de teatro y fue el ganador del Premio Nacional de Dramaturgia otorgado por el Pen Club de Puerto Rico Internacional con la obra Deus ex machina. También trabaja proyectos que llama ‘proyectos minas’ en donde capta la atención del público y los hace cómplices de lo ocurrido:


[Los proyectos minas] que quiere decir, que empiezo con una historia de lo más sencilla, la gente se siente cómoda y de pronto es como si estuvieras caminando y pisaras una mina y no puedes sacar el pie. No te puedes ir porque puede explotar. Hay un giro en la trama que te atrapa y no puedes huir, te vuelves cómplice, y como espectador, no puedes intervenir, pero estás viéndolo todo”.

Hablando con Pedro Rodiz, le preguntamos cómo él trabaja los proyectos minas. Aquí una serie de consejos:

 

1. Conectar con el público.

Cuando comenzamos un proyecto mina, el principio de la obra sirve para conectar con el público. Comenzamos con una escena inofensiva y hasta familiar para el espectador para que él mismo acepte lo que sucede y esté de acuerdo. Ahora, una vez esté de acuerdo, una vez firme ese contrato, viene el giro en la trama...


2. Un giro

Repentinamente vamos a darle a la historia un giro, ya que el espectador está atrapado.

El público se vuelve espectador y cómplice, como si hubiese visto un crimen. Deus Ex Machina comienza con una conversación entre dos amigos que hablan de arquitectura, pero da un giro para que uno se dé cuenta que la historia es realmente un encuentro entre el Diablo y Jesucristo en el desierto donde el diablo le habla de las maravillas del mundo mientras lo tiene atrapado en un laboratorio - como un hámster en una rueda.


3. ¿Qué pasaría si...?

Esto es una técnica de Stanislavski que yo la aplico a la escritura. Es cuando uno le pregunta al personaje: ¿Qué pasaría si esto sucede? ¿Y si el personaje hace esto otro? ¿Y si de pronto pasara esta otra cosa? ¡De esa forma, no solo nos sorprendemos a nosotros mismos, sino que sorprendemos a la vez al público! Ahora, por un lado, uno tiene que conocer su gusto lo suficiente como para saber qué, de todo lo que pasaría, es la historia que nos gustaría seguir escribiendo - la que queremos contar.


El dramaturgo, como todo artista, va a ir desarollando una intuición, un gusto que hace que sus historias sean orgánicas, que nada se vea forzado ni impuesto por el escritor, sino que por ese camino que hemos creado. ¿Qué pasaría? ¿Me gusta? ¿No me gusta?


OJO:

No todas las historias tienen que ser historias ‘minas’.

Cada historia nos dice cómo contarlas. He tenido tramas que son como si una voz me las estuviese dictando.


Hay historias como “Mami me mima” que, cuando murió mi madre, me quedé pensando en ciertas situaciones de mi infancia que no fueron resueltas o que no tuvieron explicación y seguí pensando: “¿Qué pasaría sí…?”


No siempre se logra. Hay obras que van en otra dirección, y lo que surge es que van por otro lado.


A nosotros nos estuvo muy interesante la importancia que se le da a esta intuición que se desarrolla para que aprendamos a contar las historias que nos gustan. Por eso, le preguntamos: ¿cómo uno desarrolla ese gusto que nos lleva a tomar las mejores decisiones?


Siempre ha estado ahí, pero hay que descubrirlo. Hay que ver teatro y hay que hacer teatro.

Para los dramaturgos establecidos, que tengan una línea definida y que quieran atrapar a la audiencia, pueden comenzar explorando todas las posibilidades de sus historias con un proyecto mina y poco a poco, ir descubriendo en el proceso y créeme, que te va a gustar.


bottom of page